viernes, 8 de febrero de 2013

Agurain.. Merienda-Cena...Donibane daunak Jaia 2011

TRADICIONAL MERIENDA en el Ayuntamiento con REPARTO DE VINO a los asistentes amenizada por la Banda de Música de Agurain-
Agurain, como tantos años atrás, celebra esta fecha con una reunión de todos los vecinos. El pueblo de Agurain, al igual que el pasado año, realiza una merienda-cena popular en el lugar donde se coloca el Txopo y alrededores. Los vecinos tendrán que llevar, mesas, cubiertos y la comida, y la bebida correrá a cargo del Ayuntamiento de Agurain
Vino,  junto con lo aportado por los asistentes tendrá como resultado una unión entre las personas del lugar que unirá aún más a sus vecinos. Todo ello estará amenizado por la banda de música de Agurain, que acompañará a los vecinos en su amena Merienda-Cena.

Agurain ...Txopo... DONIBANE deunak Jaia 2011.


En Agurain no se encienden hogueras en la noche de San Juan, sino que se planta un Txopo gigante en un agujero frente a la iglesia, Una tradición tan curiosa como espectacular. Un valiente escala por el tronco del chopo con la intención de llegar hasta la ikurriña que hay en la punta. En Agurain antiguamente también era costumbre poner ramos de flores en los balcones de las mozas, así como hacer agua de rosas y lavarse con ella al anochecer.
La fiesta de la plantada del chopo en Agurain es una de las más impresionantes que se puedan contemplar. Antes de que finalice el día 23 de junio y comience el día de San Juan Bautista, en el momento simbólico del solsticio de verano, la plaza de San Juan ya se halla abarrotada de Aguraindarras y visitantes, quienes conocedores del ritual, dejan un amplio espacio vacío frente al atrio de la iglesia que tiene por advocación del santo patrón.
De pronto, el rumor de las conversaciones se detiene unos instantes y todas las miradas se dirigen hacia el Portal del Rey, por donde sube un grupo de jóvenes portando sobre sus hombros el tronco de un gran chopo, que ha sido desprovisto de sus ramas, excepto en la punta. Entonces estalla la fiesta.

El gentío vuelve a la algarabía, comentando si el chopo este año es mayor o menor que el de años anteriores. Mientras tanto, los mozos han apoyado el pie del tronco junto a un agujero, preparado en el suelo para introducirlo en él. Alguien anuda una ikurriña en la punta, a la vez que otros atan unas cuerdas más abajo, cuyos cabos son agarrados con fuerza, en tanto que los demás se disponen a empujar el tronco desde abajo, ayudados por unos maderos que forman un aspa, para evitar que el tronco pueda caer, como alguna vez ha ocurrido en el pasado.
Precisamente este es el tema de conversación preferido por el público en estos momentos. Quien más quien menos, hace gala de buena memoria, recordando éste o aquel año en el que el chopo se fue a tierra y resultó herido fulano o mengano. Afortunadamente, gracias a las medidas de seguridad adoptadas, hace mucho que no ocurren accidentes.
La alcaldesa de la villa dirige la operación. Los espectadores contienen la respiración. Hay que hacer todo rápidamente. Unos tiran y otros sostienen el tronco, entre gritos de ánimo y de expectación de sus convecinos, tan participantes en el ritual como ellos.
Cuando el tronco entra en el agujero y se tambalea, siempre hay alguien que teme que se caiga, pero por fin allí está, orgullosamente vertical. Se asegura su estabilidad con unas cuñas y entonces la muchedumbre ocupa el vacío alrededor del árbol. Es el momento de que los más jóvenes trepen por el tronco.
El primero hasta donde están las cuerdas anudadas, para desatarlas. Luego, unos más en serio que otros, para intentar llegar a lo más alto, hasta la ikurriña si es posible, jaleados por los presentes, entre los que los más mayores comentan que ellos, en sus tiempos, tenían mucho más estilo para subir por el tronco.
Es lo que tienen las tradiciones arraigadas. Poco a poco la audiencia merma hasta que el chopo se queda solo, testigo excepcional de cómo viven la fiesta los Aguraindarras.

MIRADA DESDE EL BUS

ederradun